miércoles, 13 de octubre de 2010

MAXIMO BELTRÁN, “El arte es gusto de pocos y esa es nuestra realidad”

ENTREVISTA REALIZADA POR Carmen María Baeza L.
Dinamizadora de Servicios Virtuales

Programa BiblioRedes-DIBAM
Fono: 02-726 2457/ Fax:02-7262470
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Basta sólo un recorrido por su Blog para darse cuenta que es un artista integral. No sólo es un investigador de la historia local, sino que esa recopilación la plasma en relatos sencillos, profundos e intensos. La pasión está presente en todo lo que hace. El patrimonio y el arte son su vida, los textos y la pintura su manera de comunicar. Aunque un día le hicieron ver que “el poeta a veces superaba al artista”, reconoce que no puede jerarquizar sus pasiones, que es de todo un poco… Sus exposiciones de pintura han paseado por distintos lugares del mundo, en cual de todos teniendo más éxito, pero el mayor logro lo obtuvo en la Región del Biobío, donde ha alcanzado un gran reconocimiento dentro del ámbito de la cultura. Este es Máximo Beltrán Fuentes, nuestro miembro destacado de Contenidos Locales…
Carmen María Baeza L.
Dinamizadora de Servicios Virtuales




- Describes tu llegada a Chillán desde Lebu como “un enroque en el ajedrez de la vida”. Esa jugada no debe de haber sido fácil, ¿qué hiciste para hacerla menos dolorosa y salir triunfador en el juego?
- Han pasado treinta años en que lloré con la cara apoyada en el vidrio trasero, sin que nadie lo notara. Lebu era mi refugio y mi almohada, y de un instante se esfumó todo; aún siendo una jugada siniestra marcó dulcemente mi camino. Salir airoso de este juego, así como lo planteas, fue lúdicamente de a poco, lo umbilical se transformó en un ancla que nunca levanté.

- Máximo Beltrán es diseñador gráfico, poeta, fotógrafo, investigador de la historia local, artista visual y gestor cultural… Claramente esto es sólo una parte de lo que eres y haces, pero si tuvieras que ordenar estas aficiones por la importancia que tienen hoy en tu vida, ¿cuál sería esa jerarquización?
- ¿Tantas cosas?. Honestamente no me di cuenta… Creo que todas juntas, reunidas, hermanadas, indisolubles, encarnadas… No existe jerarquización alguna, aunque recuerdo las palabras del maestro Baltazar Hernández, quién al iniciarme – de manera oficial- en el mundo de las artes con mi primera exposición, se refirió: “que el poeta a veces superaba al artista”.

- Tu Blog es una verdadera recopilación histórica de hitos y lugares de la Región del Biobío, ¿cómo es que llegas a inclinarte por la recopilación de la cultura local?-
Esta respuesta la enlazo con la primera, el salir airoso de este juego. Una manera fue empezar a descubrir quién era, de dónde venía. Proponiendo una posibilidad de reconstrucción, a partir de lo que somos, de lo que tenemos, de lo que hemos tenido y reconocernos en lo mínimo, en el detalle voyerista para encontrarnos con lo perdido, invitando a conocernos y a mirarnos con todo lo que somos: pasado, destrucción, registro, fragmentos, recuerdos y reconstrucción.

- Tras el terremoto de febrero pasado gran parte del Patrimonio material de la Región del Biobío sufrió deterioro. ¿Cuál es la pérdida que más te duele y cómo crees que es posible seguir teniéndola vigente?
- En Chillán pasó algo muy peculiar, ya que el terremoto comenzó mucho antes, cuando groseramente empezaron a desmantelar las calles de adoquines por asfalto; fue el presagio de lo que vendría. Al margen de edificios y templos deteriorados, lamento que en los planes de regulación no se considere el Patrimonio Urbano como una expresión de la memoria colectiva. Prueba de ello es que no existe ningún inmueble de conservación histórica definido por los instrumentos de Planificación Territorial, en Chillán (revisar link).
Un gran ejemplo dan las comunas de Lebu con siete inmuebles, El Carmen con seis y Ñiquén con cuatro, por nombrar las comunas más pobres y pequeñas de la Región del BioBío. Una forma de proteger nuestro patrimonio es que los Planes Reguladores no sólo se preocupen del “Mercado”, sino también de nuestra identidad y fortalecerla.

- Durante los últimos años has participado de varios concursos de pintura y presentado tus creaciones en destacadas galerías nacionales e internacionales. ¿Cuál de las experiencias ha sido la más significativa?
- “Lebu” en el Instituto Chileno Norteamericano en Concepción-Chile, una muestra donde vuelvo a mi patria chica, abrazo el viento y empiezo a desempolvar recuerdos, imágenes, papeles, fotos y olores. Afuera llovía, comenzaba un temporal de viento y lluvia, eran las 20:00 horas y la sala estaba casi vacía; pero repleta de fantasmas que silenciosos me acompañaban. La sumatoria de sus edades eran las que colgaban de las murallas y un viento frío trató de besarme con su olor a muerte, pero sólo logró despeinarme.

- Máximo, al igual que otro de nuestros entrevistados tuviste problemas con la administración de un cementerio, por tomar fotografías sin autorización. ¿Crees que en Chile se limitan los espacios para el desarrollo de las artes o sólo tiene que ver con el ámbito “de lo público” y “lo privado”?
- El arte es gusto de pocos y esa es nuestra realidad; no está en el “disco duro” de los chilenos. Las prioridades son otras, el chileno no consume arte y cuando lo hace -a veces- bordea el “siutiquerío” y el “snobismo”. Es una exquisitez de pocos, donde el ámbito privado juega un papel importante. A nivel público no he notado su real aporte, aún reconociendo que en el último tiempo se están implementando políticas públicas de apoyo a la creación. Esto tiene que ver más con educación, a medida que crezcamos como sociedad y las prioridades básicas se superen ahí recién el arte estará inserto “en la canasta de consumo”.

- Las redes sociales se han convertido en un importante transmisor de la cultura local. ¿Cómo ves el auge de estas herramientas?
- Debemos reconocer que los medios electrónicos han democratizado las comunicaciones al permitirnos no solamente informarnos mejor, sino que además interactuar. El auge de estas herramientas como sitios Web, Blogs, redes sociales, se debe a la importancia que tiene en el “trasvasije horizontal” de información y conocimiento que le puso un pie a las jerarquías que –mañosamente- conservaban hasta ayer esos templos del saber; entablando o dando forma a otra historia, aquella no oficial, la de la memoria emotiva; aquella que nos transmiten nuestros pares, aquella que queda en un rincón y nadie de los historiadores oficiales les interesa.