13.-
Me hice amigo de brujos y magos, de putas e iconoclastas, marginé la vida al máximo, raje mi pecho para que sangrara de una vez por todas y salir de este entierro en vida, porque eso era, un muerto en vida que vago por las noches con la maldición de haber descifrado códigos tempranamente y buscando solitariamente a Rodrigo.
Un día me encontré en la calle con las piernas destrozadas; visite los verdaderos pasillos y fui tejiendo hermanamientos disímiles, bellos y verdaderos; capaces de agachar de pudor a falsos amigos que optaron por retirarse a sus templos. Estreche brazos eternos y fui danzando al compas del plan divino, aquel que no tiene pautas ni método; aprendí a viajar sin plan de ruta, sin querer deje capas en dos lugares y mi bóveda iniciática fueron los amaneceres.
Hoy al revisar mis cicatrices y el imaginario de fragmentos que llegan como sinopsis, me empeño rabiosamente de unirlos, pero no se puede; desperté angustiado en camas ajenas y en veredas soleadas y si hoy cuento mis verdades con crudeza; quizás relatadas con hermosura; no es por yoismo sino para iluminar a tantos desde mis imperfecciones.
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